Un inusual estallido sacudió la tarde del 10 de julio el cantón El Barro, en Ahuachapán, tras la repentina explosión de un ausol una fuente hidrotermal natural que generó una columna de vapor de siete metros de altura y afectó un área de aproximadamente 4,000 metros cuadrados.
El fenómeno, que causó alarma entre los habitantes y obligó a evacuar al menos 17 personas, se debió a la acumulación de presión subterránea provocada por el bloqueo de un conducto natural, según explicó el ministro de Medio Ambiente, Fernando López.
El vapor expulsado superó los 100 °C, mientras que el agua en la superficie alcanzó temperaturas entre 82 y 86 °C, según mediciones oficiales. En la zona se detectaron 20 puntos activos de burbujeo, lo que refleja una intensa actividad hidrotermal.
A pesar de los estragos visibles en la vegetación, la fauna local y la acumulación de lodo caliente, las autoridades descartaron que exista riesgo de una erupción volcánica. También enfatizaron que este tipo de explosiones no están asociadas a la formación de volcanes.
El área afectada se encuentra en la cordillera Apaneca-Ilamatepec, una región de alta actividad subterránea que también alberga una de las principales plantas geotérmicas del país, operada por LaGeo, subsidiaria de CEL.
Aunque el evento fue calificado como poco común por su magnitud, el MARN recordó que en zonas de ausoles son frecuentes pequeñas explosiones sin previo aviso. Por ello, instaron a los pobladores a mantenerse informados y seguir las instrucciones de protección civil.
El perímetro del incidente permanece bajo vigilancia y con acceso restringido en un radio de 75 metros, mientras las autoridades continúan monitoreando temperatura y gases para prevenir nuevos incidentes.
Fuente: La Prensa Grafica